¿Estás aburrido de los cristales transparentes de las puertas y ventanas de tu casa? ¿Te gustaría darles un toque de color y fantasía? Pues lo tienes muy fácil, porque en este reportaje te explicamos cómo elaborar una falsa vidriera de forma muy sencilla y con unos resultados increíbles.
Las vidrieras nacieron como elemento decorativo de las iglesias bizantinas. La más antigua conservada procede del siglo XI d.C. y se encuentra en una catedral alemana. Muestra un magnífico acabado, por lo que se cree que la técnica se dominaba desde mucho antes. Pero el mayor esplendor lo alcanzaron en la Edad Media, cuando los artesanos góticos desafiaban a la ciencia y construían ventanales de vidrio de gran tamaño sobre muros de elevada altura y poco grosor. Las catedrales españolas son un espléndido ejemplo de su belleza.
Las vidrieras han sido desde entonces uno de los elementos más utilizados en la ornamentación de iglesias, palacios, casas señoriales y otros edificios. Ahora, tú puedes presumir de una en tu hogar. Aunque la técnica es mucho más sencilla que la de los expertos medievales, el resultado será de gran calidad y hermosura. ¡Anímate y ponte manos a la obra!
El arte de los maestros góticos
Durante el periodo gótico medieval los artesanos utilizaban pequeños fragmentos de vidrio tintados con anterioridad. Siguiendo un modelo original, creaban con ellos imágenes y escenas, generalmente, de temática religiosa. Una vez habían visionado la apariencia final, utilizaban tiras de plomo para unir los pequeños cristales. Formaban verdaderas redes con este metal, lo que recibía el nombre de emplomado o emplomadura. Las figuras principales y el contorno de la vidriera se rodeaban con hilos de plomo de mayor grosor, creando así la armadura que protegería el trabajo final una vez colocado.
La vidriera final debía soportar los golpes de viento, las inclemencias del tiempo, y el peso de las grandes bóvedas propias de las catedrales góticas. Con el paso de los años, las técnicas arquitectónicas se fueron mejorando y los vidrios que componían los dibujos tuvieron mayor tamaño.
Manos a la obra
Si estás decidido a dar un nuevo aspecto a tus ventanas, no te demores más, y consigue estos materiales para empezar a trabajar:
Como en otras ocasiones, te recordamos que en las tiendas de decoración y manualidades encontrarás bonitas plantillas para aplicar a tus trabajos. Aunque siempre es mejor optar por diseños creados por uno mismo para asegurarnos la originalidad y exclusividad.
Paso a paso
Ha llegado el momento de empezar. En primer lugar deberás preparar la superficie en la que vas a elaborar la vidriera: si se trata de una ventana, quítala del marco; si es un cristal de una puerta, sácalo de la moldura. Trabaja sobre una mesa que hayas protegido con algún mantel viejo que no utilices normalmente. Deberás colocar la parte exterior del cristal boca abajo. Moja el algodón con alcohol y limpia el vidrio.
A continuación gira el cristal y sitúa la lámina con el diseño elegido debajo. No te olvides de que éste tenga un tamaño proporcionado con respecto al vidrio, que no quede muy pequeño, ni tampoco grande.
Ahora debes decidirte por uno de estos dos materiales: el plomo adhesivo o la pintura en relieve. Si optas por el primero, el trabajo tendrá un acabado más real; si por el contrario prefieres el segundo, la labor será algo más sencilla, pero el resultado no se mostrará tan perfecto.
Si has elegido el plomo: elimina la cinta protectora del adhesivo y traza con él el dibujo seleccionado siguiendo la plantilla que has colocado bajo el cristal. En primer lugar, realiza las líneas principales. A continuación, trabaja los trazos secundarios. En este caso comienza pegando el plomo encima del que pusiste antes. Ayúdate con el buril para que se pegue y quede completamente plano, sin dejar espacios. Utiliza el cúter para cortar una vez hayas llegado al final de las líneas. Con un punzón puedes repasar las uniones del metal para que parezca que se ha soldado.
Debes saber que en el mercado encontrarás cintas de plomo de distintos tamaños. Así, podrás obtener un material ancho para los dibujos principales, y otro más estrecho para los secundarios.
Si has elegido la pintura en relieve: utilizando el aplicador, copia el dibujo en el cristal. El trazo debe ser continuo y regular; esto lo conseguirás con buen pulso y una presión constante y uniforme sobre el bote. En este caso, las líneas tendrán todas el mismo grosor, a no ser que, con un poco de paciencia, quieras aplicar una segunda mano en algunas zonas del diseño. Pero recuerda que deben quedar todas con la misma apariencia.
Puedes elaborar tú mismo la pintura en relieve: mezcla a partes iguales cola blanca y polvos de plombagina. Eso sí, busca un recipiente con aplicador para no dificultar el trabajo.
Debe secar al menos durante dos horas, ya hayas seguido una u otra opción. El siguiente paso es la aplicación del color. No son necesarios pinceles, ve coloreando con la técnica del goteo: deja caer la pintura gota a gota para que se vaya extendiendo por la superficie. Te recomendamos que no colorees todo el cristal, mantén zonas transparentes para no sobrecargarlo.
Ya casi está listo, sólo hay que dejar secar la pintura. Después, vuelve a colocar la ventana o el cristal en su sitio y a lucir vidriera. Si el lugar donde se sitúe recibe la incidencia de los rayos del sol, tu hogar se llenará de los colores que la compongan. El trabajo brillará en el exterior, pero también en el interior. No olvides que esto es sólo una idea, puedes buscar en tu hogar otros objetos realizados con vidrios y aplicar esta misma técnica, por ejemplo, la mampara de la ducha o un espejo.