Oroginales piedras pintadas, le daran un toque distinto
figuras exoticas y atreveidasserán utiles como pisa papeles, o lemento decorativ
La imaginación se desarrolla como nunca cuando a partir de algo tan común y tan cercano como una simple piedra somos capaces de crear un elemento artístico. Como técnica, la de los cantos rodados pertenece sin duda a esas aficiones escondidas que sirven para ensanchar los horizontes del espíritu. Todo comienza con la búsqueda de los cantos, algo que, aunque simple, puede resultar apasionante incluso. Y tras la recopilación de los mismos, la sugerencia de las formas y nuestra imaginación y todo el ingenio para conseguir cautivar con los colores y los diseflos.
Materiales:
- cantos rodados de diferentes formas y tamaños
- pintura témpera
- pinceles
- lápiz
- barniz incoloro
- una loseta para preparar colores.
Procedimiento:
1 Lavados y secos los cantos, con un lápiz hacemos los primeros diseños, ue se adapten a las formas de cada uno.
2.- El primer color a aplicar será el que predomine como fondo, respetando otras zonas.
3.- Estamos usando témpera, de fácil aplicación con el pincel, por eso podemos perfilar muy bien los contornos.
4.- Cuando ha secado la pintura y ya tenemos concluido el diseño, cubrimos toda la piedra con una capa de barniz incoloro.
5.- Cada canto sugiere un animal, o un diseño. A veces ir aplicando franjas de diferente color es una solución acertada.
6.- Para pequeños detalles como los ojos, apliquemos la témpera con pinceles muy finos, cuidando los tonos y los contornos.
7.- Otra piedra para otro motivo. Con un color base embadurnamos toda la superficie y luego aplicamos colores más vivos.
8.- Debe primar la fantasía a la hora de aplicar ciertos diseños, así como ir cuidando el contraste de los colores.
9.- Para dar un color sin que se ensucie el anterior, habrá que esperar a que haya secado, cosa que no exige mucho tiempo.
10.- Perfilar de blanco alrededor de otros colores suele ofrecer excelentes resultados, como se demuestra en la foto.
11.- El barniz incoloro confiere un brillo especial a la pieza, apta ya como elemento decorativo, especialmente reunida con otras.