El café Terrace, en la Place du Forum de Arles (1888)

una de las primeras pinturas que realizó Van Gogh en Arles


Estamos ante una de las primeras pinturas que realizó Van Gogh durante su estancia en Arles. La obra señala el inicio de uno de los períodos más prolíficos de su carrera. En poco más de un año, pintó la impresionante cantidad de unos 200 lienzos y escribió unas 200 cartas. Si se tiene en cuenta lo abultado de su correspondencia, resulta sorprendente que no se hayan podido aclarar las razones concretas que lo llevaron a trasladarse a Arles. Tal vez eligiera esa ciudad por la proverbial belleza de sus mujeres, las famosas arlesianas, que despertaban entusiasmo en las novelas y las guías turísticas de la época. A pesar de la atmósfera cáhda y cordial que encontró Van Gogh, que le llevó a emitir declaraciones optimistas sobre sus ilusiones de fundar una colonia de artistas en Arles, su actitud general hacia la ciudad fue ambivalente. En cierta ocasión la tildó de «ciudad sucias».

El café Terrace se encontraba probablemente en uno de los barrios más distinguidos del lugar, si bien los cafés de la época eran el punto de encuentro preferido de las prostitutas y sus clientes. Por ello, la actitud de la pareja que se detiene a conversar en mitad de la calle podría no ser demasiado inocente, y los asientos vacíos del primer plano podrían interpretarse como una invitación al observador para que participe en esta clase de intercambio. Aunque también cabe pensar que se trata «sencillamente» de una escena de calma y estabihdad. El uso de la pintura sigue siendo expresionista, pero todavía no se perciben las huellas de la pincelada frenética que caracterizó las obras posteriores de Van Gogh.