Vicente Van Gogh: Hombre leyendo la biblia (1882)

Este retrato tiene una cualidad áspera y realista debido al uso de los trazos de


Estamos ante otra delicada imagen, representativa de la primera etapa de Van Gogh, transcurrida en La Haya. En un principio, Vincent pretendió convertir su fervor religioso en una carrera e ingresó en una escuela de misioneros de Bélgica con la determinación de ayudar a los más necesitados y de predicar a los pobres. Durante ese periodo, Van Gogh vivió entre los mineros del sur de Bélgica. Al final, lo que había de ser una carrera fue una etapa elmera de su vida, ya que sus ideas revolucionarias no encajaron en el seno de la Iglesia, la cual no volvió a requerir sus servicios al año siguiente.

Este hecho le llevó a tomar la decisión de convertirse en artista, al pensar que sería la mejor manera de llevar a cabo la tarea que Dios le encomendaba. Vincent pasó muchas tardes leyendo las Sagradas Escrituras en voz alta, y este retrato de un hombre con su Biblia transmite la impresión de que Van Gogh necesitaba afirmar su inapelable lealtad religioia. Se cree que el artiita habla de esta pintura en una de sus cartas a Theo, en la que describe dos obras finalizadas poco antes: «Tengo dos dibujos nuevos, uno de un hombre leyendo su Biblia y otro de un hombre bendiciendo su cena».

Este retrato tiene una cualidad áspera y realista debido al uso de los trazos de lápiz oscuro y a la ausencia de color. El resultado se puede comparar con el efecto obtenido en un grabado o en una fotografia en blanco y negro. Las arrugas de la camisa del hombre, el texto impreso en el libro y la expresión de la cara están ejecutados con detalle, de una manera descriptiva y misericordiosa al mismo tiempo.