Procedimiento particularmente simple pero de sorprendentes resultados producidos por el efecto del sol.
La pintura reacciona al secarse en exposición al sol.
Primero, debemos humedecer la seda con la esponja y aplicar la pintura, sobre la que depositamos las plantillas realizadas en cartón o acetato con las formas deseadas que luego aparecerán en la seda.
También, podemos salpicar la seda húmeda con sal gorda para obtener degradaciones y efectos de color.
A continuación, dejamos secar la seda al sol o bajo una lámpara de infrarrojos.
Un vez seca, retiramos la sal y las plantillas para comprobar el efecto.